“Deporte en los años escolares.
A petición, que me honra, del técnico de Mondoñedo y para la revista de deportes, escribo sobre el tema y lo hago desde la humildad, con todo afecto y por el deporte mindoniense, con la voluntad de que le sea útil a los deportistas, especialmente a los infantiles y jóvenes.
En aquellos tiempos pocos ámbitos de la sociedad tenían implicación en el deporte escolar. Si gustabas del deporte tenías que afiliarte a la OJE perteneciente a la Falange, o te salvabas de acudir al catecismo, donde se escotaba para una pelota con unas cuotas protegidas por los seminaristas o los padres. Claro que nosotros éramos de barrio y eso, aunque os extrañe, se notaba. Por tu cuenta jugabas principalmente al deporte rey, al fútbol, y lo hacías en el medio de la carretera general donde pitaban el descanso algún que otro vehículo que aparecía de vez en cuando. También usábamos como campo de fútbol parte de la explanada de la madera (y otra parte de la carretera) de la fábrica de Don Eladio Lorenzo García y nos valía para una de las porterías el portalón de la fábrica que era secundario y casi nunca lo abrían. Nos caía la pelota en la terraza alta de la casa de la familia del aserradero y teníamos que ir a molestar a la buena señora Josefa (otros nos abrían la puerta de la casa para que entrara en ella el balón y si así era nos lo cogían y a nuestra vista nos cortaba la pelota, ¡que malo!, verdad? . Las primeras patadas a la pelota recuerdo que las dimos con zuecas que te fastidiaban los tobillos y cuando una se rompía menuda bronca te esperaba. Los equipos más identificados eran simulaciones del Athletic Bilbao y el Barcelona. Nadie nos entrenaba. Si bien, a partir de los 10 años, tuvimos profesor de educación física que tampoco te entrenaba al fútbol y hasta tuvimos uno que si tocábamos el balón nos ponía un cero de nota mensual para casa. Llegamos a tener un buen equipo que quedó campeón provincial. Además del fútbol practicábamos, después de dicha edad, el balón mano en el que también éramos campeones provinciales, el tenis de mesa, el baloncesto, balón volea (también campeones) y el atletismo, y en este alguno, como Manuel Maseda y Miguel García Polo fueron campeones provinciales y llegaron a competir en Madrid. Y como dije más arriba, en estas edades, nos ayudaba la Falange, a la que jamás llegué a afiliarme porque mi madre no me lo permitía y eso me llevó a dejar de jugar algún partido, pero en otras ocasiones jugué con la ficha de otro (trampa leve). Y así lo pienso y es como cuento esta pequeña historia.
Fdo.: Lorenzo Ares Robles, Mondoñedo.
A petición, que me honra, del técnico de Mondoñedo y para la revista de deportes, escribo sobre el tema y lo hago desde la humildad, con todo afecto y por el deporte mindoniense, con la voluntad de que le sea útil a los deportistas, especialmente a los infantiles y jóvenes.
En aquellos tiempos pocos ámbitos de la sociedad tenían implicación en el deporte escolar. Si gustabas del deporte tenías que afiliarte a la OJE perteneciente a la Falange, o te salvabas de acudir al catecismo, donde se escotaba para una pelota con unas cuotas protegidas por los seminaristas o los padres. Claro que nosotros éramos de barrio y eso, aunque os extrañe, se notaba. Por tu cuenta jugabas principalmente al deporte rey, al fútbol, y lo hacías en el medio de la carretera general donde pitaban el descanso algún que otro vehículo que aparecía de vez en cuando. También usábamos como campo de fútbol parte de la explanada de la madera (y otra parte de la carretera) de la fábrica de Don Eladio Lorenzo García y nos valía para una de las porterías el portalón de la fábrica que era secundario y casi nunca lo abrían. Nos caía la pelota en la terraza alta de la casa de la familia del aserradero y teníamos que ir a molestar a la buena señora Josefa (otros nos abrían la puerta de la casa para que entrara en ella el balón y si así era nos lo cogían y a nuestra vista nos cortaba la pelota, ¡que malo!, verdad? . Las primeras patadas a la pelota recuerdo que las dimos con zuecas que te fastidiaban los tobillos y cuando una se rompía menuda bronca te esperaba. Los equipos más identificados eran simulaciones del Athletic Bilbao y el Barcelona. Nadie nos entrenaba. Si bien, a partir de los 10 años, tuvimos profesor de educación física que tampoco te entrenaba al fútbol y hasta tuvimos uno que si tocábamos el balón nos ponía un cero de nota mensual para casa. Llegamos a tener un buen equipo que quedó campeón provincial. Además del fútbol practicábamos, después de dicha edad, el balón mano en el que también éramos campeones provinciales, el tenis de mesa, el baloncesto, balón volea (también campeones) y el atletismo, y en este alguno, como Manuel Maseda y Miguel García Polo fueron campeones provinciales y llegaron a competir en Madrid. Y como dije más arriba, en estas edades, nos ayudaba la Falange, a la que jamás llegué a afiliarme porque mi madre no me lo permitía y eso me llevó a dejar de jugar algún partido, pero en otras ocasiones jugué con la ficha de otro (trampa leve). Y así lo pienso y es como cuento esta pequeña historia.
Fdo.: Lorenzo Ares Robles, Mondoñedo.